viernes, 29 de enero de 2010

Mi pie izquierdo en acción.

A veces nos levantamos con el pie izquierdo. Yo normalmente empiezo mi día pensando en lo bueno que es Dios conmigo, lo mucho que me ha dado y todo lo que tengo que agradecer, más si consideramos que yo aseguraba que moriría a los treinta.


La cosa es que ayer me levanté, me metí a bañar y ¡¡toma!! que se acaba el gas a medio baño, ni tengo que decirles que me acabé de bañar a una velocidad en que si alguien me hubiera estado viendo (espero que no con esta panza) le hubiera dado la impresión de tener cuatro o seis brazos.


Pues bien, ya bañado pensé que la suerte de mi esposa era como la de haberse levantado sin el pie izquierdo, ya que no había gas y ella venía llegando del gimnasio sudando como sudo yo cuando me "invita" a cenar.


Bueno, salí como siempre en el poderosísimo exótico alemán y apenas tomar la vía principal se me atravesó una dama que seguro llevaba mas prisa que yo. Para mí es un misterio como le hizo para rebasarme mas de tres veces, ya que siempre la veía pasar como un bólido, y cuando ya la había olvidado estaba de nuevo en mi retrovisor.
Me sentí muy bien, muy masculino, poderoso y viril cuando descubrí que había llegado a la entrada del estacionamiento antes que ella, pues así se daría cuenta de que menospreció, tanto al discreto alemán como a este caballero inglés que les escribe, pues resulté elegantemente veloz sin venir haciendo desfiguros en la rúa.


Por un momento me hizo pensar que el pie izquierdo no había tenido éxito esta vez, pero al bajarme del carro y hacer mi chequeo exhaustivo descubrí lo que nadie mas hubiera notado: un poco baja la rueda trasera derecha.


Para pronto entré al checador, pedí permiso en la oficina y salí a poner remedio. Subí de prisa al auto pensando en comprar un inflallantas de esos que nomás le pones y haces "SSSSSSsssSSsSSHshshsSSSHSSHHS!!!!!!!!!" y ya está, como por arte de magia la llanta está lista de nuevo.
Manejé raudo y elegante al supermercado mas cercano, entré y nada, que en un super como de 4 hectáreas no hay infladores tipo "SSSHHHHHhhh". Dije, pues a lo que sigue, a buscar un llantero u otro super... salí corriendo (caminando la verdad) y me subí al carro, arranqué y se escuchó un ruido como cuando perfila sabrosa se cayó en las escaleras el otro día, así que me detuve. 


Mi llanta estaba hasta el suelo. 


Imposibilitado con el alemán covertido en un bello tripié, eché mano de mi gran creattividad y pensé, algo debe haber en esta tienda que me resuelva el problema. Volví a la sección de autos y salí muy pronto con una pequeña compresora que se conecta al encendedor del auto y como cosa del diablo se inflan las llantas.
Llegué a mi avión muy satisfecho con mi astucia, abrí la puerta del copiloto, me recosté sobre el asiento del mismo lado y estirándome encendí el motor. Conecté mi nueva "bombita" como la de Andrés y a echar aire... aunque en ninguna parte del instructivo dice que el resultado será el mismo que el de pararse en una estación de gasolina, no pensé que subir dos centímetros del suelo le llevaría diez minutos.


Todo este tiempo me estuvo observando un tipo que leia el periódico y tomaba algo sentado bajo un arbolito.


Después de la larga espera y viendo mi astucia un poco nublada por el largo tiempo perdido con mi nuevo dispositivo inflador, mirando se soslayo al tipo bajo el árbol tomé mi bombita, y con cara de suficiencia la aventé dentro del carro por la misma puerta del copiloto, que tenía abierta ya un rato. En un instinto reflejo puse el seguro y cerré la puerta. Durante el viaje de esta hacia su encuentro con la contrachapa ya estaba yo pensando "cuan imbécil seré" porque el otro lado estaba cerrado.


Ahora tenía lo siguiente:
Un auto alemán en perfecto estado de funcionamiento con 4 llantas infladas, herméticamente cerrado, con las llaves en el switch y el motor en marcha. Ah, y con un perfecto imbécil parado a un lado con una amplia sonrisa.


Algunas mujeres pasaban, y se murmuraban entre ellas al verme asomándome por las ventanas de mi auto encendido, no me interesa qué estarían diciendo, puedo apostar que pensaron que era yo muy apuesto y además tenía un buen auto, tal vez se habrán preguntado entre ellas si estoy casado.


Pues ya para terminar la historia se levanta el tipo que tranquilamente descansaba bajo el árbol y me dice "¿necesita un cerrajero? le cobro cien pesos".


Me resistí un poco, pero mientras que intentaba abrir la chapa con las llaves de mi casa le dije: "Si"


Para pronto, él saca un palo de escoba que atora entre la ventana del conductor  y la lámina, toma un alambrito al que le da forma de ganchito, y empieza a halar parriba y pabajo. En un minuto o menos el carro estaba abierto.


Morajela, no sé si valga el dicho "al que madruga Dios lo ayuda" o sea mejor "el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija".  Me importa poco, la cosa es que yo me bañé con agua medio fría, subyugué a la schumacher del volante para llegar temprano al trabajo y como premio acabé gastando más de $300 sólo para poder regresar a seguir trabajando. Mientras tanto, a este suertudo haragán que a las 9.30 todavía no se hacía el ánimo de trabajar, le llegó hasta abajo de su árbol una chamba de $100 pesos el minuto, nada mal... nada mal.


Después de todo fue un día excelente. Un día de trabajo, de poder llegar a mi casa a abrazar a mis viejas. Un buen día.


Pie, tenemos que hablar.


Perfil zurdo.

Jalo un poco, solo un poco...

El trabajo va lento, así que me puse a taparme un ojo, taparme el otro, taparme los dos y me quedan claras algunas cosas, pero de entre ellas ninguna es el texto que tengo enfrente.


Mi ojo derecho ve muy pero muy borroso, el izquerdo hace lo suyo viendo la mitad de borroso que su gemelo. Estoy más ciego que un topo, pero jugando con la configuración de mi rostro noto que al jalar mis párpados hacia las sienes, como si fuera un chino de los que Fox llamó viles, veo mejor.


Sobre esto tengo dos teorías:


1. Al jalar mis párpados deformo mis córneas y jalando más o menos puedo ajustar la forma que realmente deberían tener para ver mejor.


2. Debí haber sido Chino, tal vez mas bien tailandés, porque he notado que las tailandesas son de lejos mas sexis que las chinas, y hoy la verdad me siento sexy.


Será la segunda????




Ja!!!




^.^
Perfil Tsunami

jueves, 14 de enero de 2010

treintas no me dejen, cuarentas no me olviden.

Señores, el 2010 está aquí y yo con él!!!!!!


La inspiración no me llega porque cuando estoy eufórico ni me acuerdo  del blog, pero cuando ando pensativo es un excelente escucha.


Pues bien, querido blog:



Estos últimos días han sido de situaciones que no han dejado de recordarme mi condición de cuasicuarentón, aunque algunas de ellas me hacen sentir un poquito mas allá.


Será que la condición de burócrata no ayuda, o que aunque no figuré en el testamento de mis abuelos herencia si recibí, o será simplemente el sereno, pero los achaques ahi están.


Cuando no es la columna, es un tironcito aquí, un dolorcito allá, o a veces un "¡ay no! yo no voy hasta allá" o "yo ya no me cambio" .


Por todos lados doy muestras de que ya no soy el de antes, y no es que me quiera sentir viejo, que desde luego no lo soy, pero bueno, joven, jovenazo, así como para que digan "ahí junto al joven" pues ya no.


Todo empieza porque hoy fui al doctor por una pequeña molestia que en un descuido es una hernia, pero bueno, dice la doctora que no me preocupe. La cosa es que por segunda ocasión me detectó la presión alta, así que no es un caso aislado. No parece ser algo grave, pero pues ya habrá que agregarle unas pastillitas al cajón, quitarle salecita a la sopita, sacarle la vueltita a las cervecitas, a las tortillas, a los corajes, y sabrá Dios a qué cosas mas. La leche y los frijoles pasaron a ser artículo no grato desde hace tiempo, junto con correr para cruzar la calle y con decirle pendejo al que se me atraviesa.


Pero bueno, ese es el lado inevitable, producto del desgaste de los años, pero hay otros mucho más gratos o en todo caso divertidos que igual dan cuenta de que este muchachón está madurando:


-Verme aquí sentado con 15 años de antiguedad en mi empleo habla de que joven joven no estoy.
-Mi hija mayor (Perfilita I), que pronto irá a la universidad vive actualmente en Canadá. Está madurando.
-Mi hija menor (Perfilita II), apenas un retoñito, acaba de ser seleccionada para competir a nivel nacional en un concurso de baile y se irá a Monterrey durante tres días en un par de meses. Está creciendo.
-Al rato paso por el nuevo estéreo para mi auto. Los dos hacen bonito paquete, porque el auto tiene 23 años circulando, y el estéreo es algo más nuevo, pues tiene apenas 20 y ofrece las últimas tecnologías disponibles en 1990, tales como caja de discos opcional, reproductor de cassette y control remoto. Creo que compré este radio nomás por ideático, porque últimamente me he vuelto muy clásico en mis gustos. Casi le arrebaté a un tipo los rines de su carro en plena calle porque se veian muy ochenteros!! y claro, ya los trae mi carro.
-Veo señoras de 50 muy guapas.
-Me acuesto a las 9 de la noche.
-Antier agradecí a Tláloc la lluviecita, siendo que antes lavaba mi carro todos los días... todos los días.
-Soy cintura 32 de pantalón, pero la verdad el 34 me queda a toda madre.




En fin. De ese chavo que manejaba como loco, escuchaba la música tan fuerte que los de los carros de junto subían sus ventanillas, que usaba los pantalones talla 29 y pegaditos como los de John Travolta en "Grease", que bailaba break, que se peinaba con los pelos parados, que hacía cuarenta cosas en un día, que podía vivir de cocacola y tacos, que era tan guapo que a todas les gustaba (y la que decía que no mentía), que no tenía planes en su vida, que tenía por máxima preocupación pagarse una salida a la playa, y como vocación lo que costara menos trabajo. De ese jóven que no sabía lo que era una gripa, y si le daban no las reconocía, que podía dormir 2 horas y empezar un nuevo día, que primero pensaba que se casaría a los treinta, que luego pensó que se moriría a los mismos treinta, que luego dijo que quería morir a los cincuenta para no convertirse en un viejito, que encontraba un nuevo amigo entrañable en siete días, que olvidaba a una novia en tres y que incluso tenía de a dos por si una le fallaba, que no podía perdonarle a una mujer que no tuviera buen trasero, fiestero, intolerante, indiscreto, hablador, rencoroso y visto desde acá, algo ridículo... pues de ese joven siento que muy poco queda ya.


Esto no es un drama, no es un poema de sabines (que mas quisiera), pero aquí, algo nostálgico con mi jugo de manzana y mis gomitas estoy pensandolo así. Siento que con los años evolucionamos tanto que acabamos siendo alguien que no éramos en un principio.


No recuerdo ya cuántos he sido, pero hoy soy "Kiki" el hijo y hermano, "Kike" el compañero de la chamba, "Henry" el amigo, "Presi" el fanático de los carros, Enrique el yerno, Perfil Bajo, el ilustre hijo ausente de los Ruiz de Nochistlán.  


Les refrendo mis mejores deseos para este año, y dentro de lo posible espero formar parte de sus alegrías :D



Zas!!!!

La primera impresión

"Sólo tenemos una oportunidad para causar una buena primera impresión". Hoy recordé esa frase, y también recordé a la Tía Matilde...