miércoles, 22 de junio de 2011

Contestadoras automáticas

Hace un par de semanas vendí el auto que he conservado por más tiempo. Fue algo impulsivo que ya había sido impulsivo tantas veces que no pensé que ahora si fuera a acabar vendiéndolo.

Al irse, ve irse también en él mi famoso viaje en solitario a conocer La Baja, en el que me reencontraría con mi Yo original, aquél Yo que era a toda madre y que me caía tan bien. Ese Yo debe andar por ahí viviendo una vida alterna mucho más divertida que la que este Yo (que realmente no soy yo) vive y devenga en abonos semanales de 336 horas.

Volviendo al punto, al vender el auto hay que cancelar la póliza de seguro, que me descuentan de mi cuenta de banco.

Hablé al 01800 a avisarles que ya no quería el seguro, y ahí empezó un horrible viacrucis de llamadas a BBVA para cancelar mi póliza.

Va uno brincando de menú en menú, oprimiendo cincos y ochos; confirmando con el signo de #; escuchando a la voz electrónica repetirnos lo que ya sabemos, porque fuimos nosotros los que se lo dijimos; etc.

Con tantos avances tecnológicos, no me cabe en la cabeza que la cancelación culmine con el envío de un fax, aparato este, que está tan en desuso que me cuesta recordar cómo funciona.

Recuento hasta el momento:
tal vez unas 25 llamadas.
unas 150 teclas oprimidas por llamada para entrar mi número de póliza, mi número de cuenta, mi número de reporte y mi número de confirmación de estatus, que nos daría unas 3750 teclas oprimidas.
dos amables asistentes regañados.
dos hojas enviadas por fax unas ocho veces cada una.
una póliza de autoseguro probablemente todavía vigente.

Les ofrecí presentarme al banco para concluir el trámite en ese mismo momento y su respuesta fue "si asiste a una de nuestra sucursal, lo único en que podrán ayudarle, será en prestarle el teléfono para que nos llame".

Malditos bancos, malditas contestadoras automáticas y ya encarrerados, maldita tecnología.

Como ya alguna vez he dicho, quisiera ser cavernícola y no solamente parecerlo.

Perfil cuaternario.

lunes, 6 de junio de 2011

Y hoy alguien lo logró.

Llevaba mucho tiempo logrando controlar esa furia que vive en mí.

Finalmente hoy una loca del volante encontró en mi descuido al manejar un excelente pretexto para recordarme de dónde vengo.

A toda acción corresponde una reacción, y yo reaccioné.

Soy Perfil espejo y me reflejo.

La primera impresión

"Sólo tenemos una oportunidad para causar una buena primera impresión". Hoy recordé esa frase, y también recordé a la Tía Matilde...