viernes, 20 de agosto de 2010

Memorias IV El Federal.

Esta memoria es en realidad muy corta, pero fue clara prueba de que el mundo es muy pequeño.

En mis años de universitario (los primeros, porque tuve como diez), asistía mucho al departamento que rentaban el negro, chava y gangoitti, en donde solíamos compartir las tardes y las noches, y a veces fines de semana enteros.

Como buenos estudiantes (malos debería decir) no respetábamos calendario ni hora, así que no era raro estar hablando casi a gritos un martes a las 2 de la mañana. Como para mala suerte de los vecinos el departamento tenía patio interior, por ahí se colaban todos nuestros improperios al resto del edificio.

Sabíamos que el vecino de arriba era policía federal de caminos pero eso no aumento ni poquito el respeto que sentíamos por él, así que muy seguido tenía que asomarse y pedir que nos calláramos.

En algún momento salimos de viaje por algunas vacaciones y ya de regreso, como siempre sin un centavo y muy tarde, veníamos por la carretera libre y para acabarla de amolar, sin luces traseras.

Todavía algo lejos de llegar se encienden una torretas detrás de nosotros, acompañadas de la indicación de detenernos. Ya muy compungidos nos bajamos del carro al igual que el oficial, quien al ir apenas terminando su regaño por la falta de luces empezó a poner los ojos muy grandes, al tiempo que nosotros a coro lo saludábamos ¡¡¡¡vecinoooo!!!!

Pobre tipo, todavía después de que no lo dejábamos dormir, nos encontró faltando a la ley, y aun con todo, se ofreció a escoltarnos hasta la ciudad para que no nos fuera a pasar algo.

El mundo es muy pequeño, pero cabe en él mucha gente buena.

Soy Perfil Bajo, de los Ruiz de Nochistlán.

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