jueves, 15 de abril de 2010

De las playas famosas a las ignotas

Para mí las vacaciones son algo natural. Trabajo para ellas.

Siempre he visto mis periodos vacacionales como los momentos cúspide de mis años. No mido mi tiempo en semanas de vida o de trabajo, sino en días de gozo, y mis vacaciones son de gozo.

Total que debido a que actalmente transito en una de mis etapas ermitañas decidí no salir en Semana Santa, aunque ello no significó tanto así como de plano no pasear. De modo que algunos planecillos locales hicimos, y en uno de esos días me acordé de unos tales "Guachimontones" que de un tiempo acá forman parte del patrimonio arqueológico de Jalisco, así que decidimos ir y conocer.

El otro día le decía a mi esposa, Perfila Sabrosa, que yo debería haber sido una de dos: piloto de carreras o arqueólogo, a lo que ella me contestó que ya me durmiera. Tal vez juzgó mi comentario algo pendejo y desatinado, ya que mi situación económica no permite distraer el presupuesto para andar por el mundo reventando motores, ni para recorrerlo observando piedras de formas antinaturales y haciéndo hipótesis sobre quién jijos habrá tenido la idea de darle esa forma a la piedra, cuándo y por qué. Lo cierto es que como bueno para manejar definitivamente no soy, tal vez lo mejor hubiera sido ser arqueólogo.

Con que facilidad hubiera yo creado una teoría sobre los Guachimontones y con fechas y todo. Actualmente dicen no saber qué cultura creó esos "templos ceremoniales", pero que "en eso andan".

Espero recordar un día hacer algún texto sobre mi teoría de los Guachimontones. Que Dios me dé licencia.

Al fin la Semana Santa pasó, y ni tardo ni perezoso organicé todo para irnos a la playa, ya tenía todo en orden y muy pronto salimos a Puerto Vallarta, pueblito que adoro sin ninguna razón, ya que no tengo memoria de grandes momentos de mi vida o algo por el estilo ahí. Es nomás uno de mis lugares preferidos y por eso lo adoro. Pero ahora que estuvimos ahí me di cuenta que me encanta sólo para ciertas cosas, ya que tiene muy buena vida nocturna, muy buena comida, pero también mucha gente.

Para mi fortuna el hotelito que escogí era de los que no tenían mucha demanda, lo que me permitió disfrutar de la alberca con Perfilita Flamenca, mientras me rodeaban unas pocas señoras de poco estilo y muchas pulgas. Hubo algunos momentos dignos de mencionar que no voy a mencionar, salvo uno:

Estaba yo tirado asoleándome junto a la piscina con mi short jaguayano, peinado de "El Puma" (porque en vacaciones descanso del Gel -gomina-), sin camisa y fingiendo no ver, no estar y casi casi no ser. En eso escucho una nueva amiga de Perfilita que dice "oh, ese señor tan joven, ¿es tu papá?", perfilita dice "si", la inteligente nueva amiguita de perfilita replica "se ve de veintinueve", perfilita corrige "tiene treinta y nueve", la amiguita inteligente remata "se parece al de 'hasta que el dinero nos separe', el que dice estimadísima secretariaaaaa".  Ahí como que ya no me gustó y no supe si reclamar o esperar a averiguar.

Pues revisando el elenco de la novela no me queda claro quien podría ser yo, ya que por un lado hay unos muy galanes y por otro unos de a tiro muy madreados, la cosa es que ya viendo con calma puedo haberme parecido o a Harry Geithner o a Carlos Bonavides. Voy a dejarlo así y que cada quien juzgue, aunque tengo mis pistas.

Ya mas adelante en los días de vacación y recreación, propuse ir a una playa secreta, donde pudieramos pasar un día agradable nadando, jugando en la arena sin tener que soportar miradas indiscretas y cualquieras a nuestro alrrededor. De modo que conseguí información privilegiada y después de buscar un poco, batallar un mucho para estacionar al francés, tomamos nuestros artilugios, hielera y demás tiliches y a caminar.

Hubo muchos escalones, letreros de "no hay baño" y sirenas con pies cambiandose a medio camino en las escaleras. Eso me daba señas de que mi secretoa había sido descubierto. Mi edén privado estaba un poco lleno, y no de "gente bonita" como me dijo la concierge para ganarme: "no vaya a donde va la gente de esa que no queremos ver, lo voy a mandar a una playa muy sola a donde mandamos sólo a la gente más bonita"

... mmmmmm pendeja!!!

Bueno. Ya estábamos ahí.
Perfilita encantada con sus amigas (también nuevas), Perfila Sabrosa tomando baños de sol, Perfila Eslovaca luciendo belleza y posando para las fotos y su servidor, observando una cantidad respetable de bombones corrientes pero muy apetecibles. Acompañado por unas heladísimas espirituosas con levadura.

Ya al rato, igual que siempre, la tripa de Perfila Sabrosa fue la primera en fallar: "quiero hacer chí".

Mmmmm que caray. Pues a ver cómo le haces porque aquí no hay baño y sospecho que todos estos bonitos lo están haciendo en el mar.

Muy pronto decidió tomar prestada a Perfila Eslovaca y le dijo "vénte, vamos al baño"... ya luego supe que llegaron muy monas fingiendo ser extranjeras (la eslovaca no fingió) y contestando puros disparates cada que el vigilante del cinco estrellas preguntaba "Rooom???" y ellas decían lo mismo que ya habían ensayado y así interminablemente "roooom? - impronunciable roooom? - impronunciable roooom? - impronunciable" hasta que llegó un tipo que seguro las vió que ya se orinaban y le dice al de la puerta "déjenlas pasar que son mis amigas" y ya adentro le pregunta a Sabrosa "¿vienen por algo de tomar? ¿qué toman?" y Sabrosa le dice, no pos nada, venimos al baño.

Lo mío fue menos glamoroso y no tiene caso mencionarlo.

Fue la única ocasión que las pude llevar a la playa porque aunque lo volvi a proponer ya no tuve eco. Todas querían piscina. Fue entonces que pensé que ¿para qué fui al paradisiaco Puerto Vallarta para meterme a una alberca con tantas que hay en Chimulco? y descubrí que lo mío es el ecoturismo. El turismo en lugares a donde nadie va. Sin baño, sin bañarme, sin gente que me vea y sin gente para ver. Con hermosos cuadros pintados por la naturaleza y sin vigilantes en la entrada. Con mar, con arena, con bosque, con río, con chelas y con celular.

Ahora con mi nuevo descubrimiento de lo que realmente me gusta hacer, estoy planeando irme solo a dormir en alguna de esas playas paradisiacas que tiene nuestro bello país en el pacífico para comprobar mi teoría.

Nunca he podido estar solo en ningún lado. Realmente solo. Quiero ver qué se siente, y comprobar si tengo a la mano algún bello lugar para estar solo. Llevarme mi caña de pescar, un arpón, mi escopeta de caza, dos latas de atún, galletas saladas, unos bifes, una parrilla, tres cartones de cerveza, mi ipod y así irme a hablar con el mar y conmigo bien romántico.

¿podré?

Perfil Biodegradable

1 comentario:

Perfil Bajo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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