lunes, 28 de marzo de 2011

18 años no es nada.

hace un par de días cumplí 18 años de hacer feliz a mi misma esposa.

El festejo la verdad no hizo justicia al motivo, porque la verdad nadie daba un cacahuete por el matrimonio de este ojoalegre muchacho, y ahora, mirando atrás, me siento muy orgulloso de lo que con tanto trabajo he formado: mi familia.

Si veinte años no es nada, decía Gardel, dieciocho es nada menos dos. En dos años seré recién casado nuevamente.

De verdad se me ha hecho rápido.

Estoy más frentón, finalmente las canas empiezan a salir aquí y allá como sexis alambrones blancos; la espalda me duele y me tengo que sentar de ladito y levantarme del retrete colgándome de la toalla; camino como Cuasimodo, traigo la trompa hinchada por caminar descalzo y estoy más ciego que un topo, pero me cae que se me ha hecho rápido.

Perfil atemporal

1 comentario:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

La primera impresión

"Sólo tenemos una oportunidad para causar una buena primera impresión". Hoy recordé esa frase, y también recordé a la Tía Matilde...