jueves, 3 de mayo de 2012

Qué común y qué horrible

Las pasadas dos semanas, como desde el año pasado es una antigua tradición, tuve que atender a mucha gente en mi trabajo. Habrán sido unas 800 jóvenes, todas mujeres, todas ansiosas de un sí de mi parte.

De esta muestra, que surge de una situación laboral, me permito hacer algunas observaciones personales:

Todas las mamás bonitas, acompañaban a hijas bonitas.
Muchas hijas bonitas eran acompañadas de madres feas.
Muchas madres feas se comportaban horrible.
Hubo unas tres madres horribles que se comportaron horripilantemente.
Muchas jóvenes tienen algún grado de discapacidad para comprender documentos escritos o no leen.
Muchas madres de las jóvenes arriba mencionadas también o tampoco.
Las feas tienden a ser hurañas en su trato, no así las bonitas, que en general fueron más tendientes a conversar.
Unos pocos hombres que se acercaron con alguna pregunta fueron en general amables y aceptaron mis respuestas sin respingo.
Algo así como la tercera parte de cada persona atendida, cree que es la excepción de la regla (cualquier regla).
Hubo quien se preguntó por qué era yo tan amable, que qué enferma intención me movería.
Todas las mamás que asistieron para apoyar a sus hijas en sus gestiones sobraron. Ser sobreprotectoras a ese grado con jóvencitas de 18 años no les hace ningún favor.
Por último, pero no de menor importancia, hubo algunas muchachitas tan tontas, tan pero tan tontas que me sorprende que hayan sobrevivido a 15 años de formación escolar, aprobando sus materias, y pudiendo seguir siendo tan tontas.

Soy Perfil Bajo y al que nace pa'tamal...


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