lunes, 18 de octubre de 2010

De traseros y otras cosas

Después de escuchar a mi compañero Parfil Blanquiazul comentar por enésima ocasión que "cómo hay viejas buenas aquí" decidí abordar el tema de los traseros aunque sea de forma superficial, ya que aunque no ando comentando por todas partes mis pensamientos, seguramente todos y todas tenemos algo que pensar y a veces que comentar cuando observamos un trasero.

El trasero es nuestra otra cara, es la cara que siempre nos ven cuando dicen "yo a tí te conozco"... es también la cara que seguimos dando cuando según nosotros ya dimos la espalda. Habrá quien no nos mire la cara, pero el trasero no se le escapa.

Hay a quienes les gusta la abundancia, a otros más bien la redondez, hay a quienes por algún extraño fetiche les gustan un poco amorfas y esponjiformes, hay traseros en forma de corazón pero al revés, hay otros con forma de televisión, en fin, la anatomía es riquísima en variantes.

Es curioso que una parte tan vista por todos los demás sea tan poco vista por sus respectivos propietarios.

Así como en el camión, en la cuadra, en el subcomité y en cualquier parte, aquí en la oficina tengo etiquetada la variedad de traseros que tenemos en existencia.

El primero que me viene a la mente es el trasero de alguien de aquí a unos cinco escritorios que es largo pero muy estrecho. Le voy a llamar la trasero de popote. Seguido la veo agachada aquí muy cerca y nomás porque sé que la compañera está de espaldas, sino casi podría jurar que lo que estoy viendo es una rodilla. Pobre.

Hay por ahí otro trasero que veo pasar y no dejo de sorprenderme de como el propietario puede con todo. Es enorme y apenas cabría en unas tres butacas de cine. Para este pobre amigo sentarse es como estacionar un vocho de reversa.

Hay una güerita que no sé como puede ir caminando sin mirar hacia atrás, sabiendo que todos absolutamente todos los hombres giran su cabeza hacia esas curvototas tan pronunciadas que Dios le dió. Para mi gusto es demasiado pero aquí en México tener demasiado es muy bien visto. Ella es mi compañera trasero de tentación.

Hay otra joven que seguido veo pasar y cuando me ha precedido en la fila del comedor he podido estudiar un poco las raras situaciones que convergen en su retaguardia.

Tiene un trasero extraño, como jalado hacia arriba desde los dos extremos. Además de que se vé que tuvo mucha suerte porque aún con esa rara descripción se ve que tiene bastante éxito entre los hombres. Ella es la trasero de pellizquito. Alguien que supongo que es su hermana, porque tiene la mismita jeta, tiene un trasero parecido pero mucho menos afortunado, lo que demuestra que cualquier cualidad llevada al extremo se convierte en defecto, porque tiene el trasero tan jalado para los dos lados que no le quedó nada enmedio. Ella es la hermana trasero de vaca.

Muy seguido admiro también a la trasero de telera, cuyas formas semejan a esos panes alargados y aplastados con los que hacen las tortas allá en el Distrito Federal.

¿Qué tal con esos que se pongan lo que se pongan se les vé la rayita?

Otra destacada es la muslos de pollo, cuyo trasero también es nota, aunque bueno, los muslos gordos y torneados que tiene se notan todavía más. Bueno, la muslos de pollo tiene un trasero con la característica de que en verdad no tiene uno idea de dónde le empiezan ni donde le terminan. Si un día le tocara yo el hombro casi puedo jurar que sentiría que le estoy pellizcando una nalga.

Ahora, la forma no lo es todo. Ejemplo de esto es la trasero alegre, que tiene la gran fortuna de tener muy bonitas formas y de trasladarse de aquí para allá haciéndolas brincar con singular alegría.

Otro factor a considerar es el efecto milagroso de los tacones, porque es un hecho comprobado que el usar tacones les duplica el trasero a las mujeres. No entiendo la explicación anatómica pero me queda claro que las mira uno un día en tacones y otro día sus chanclas de orcapollo y nada que ver. Como el día y la noche.

Ya entrado en temas de accesorios resaltadores viene el asunto de la ropa interior, que entre más pasa el tiempo se va volviendo menos interior, al grado de que ya las líneas de la ropa de abajo resaltan sobre la de arriba. Fácilmente puede uno darse cuenta (o creer que se dá cuenta) de el carácter alegre o reprimido de la portadora del calzón. Cuántas veces no me han dicho "muchas gracias, compermiso" y al darse la vuelta muestran una personalidad radicalmente opuesta (en más de un sentido) a su carita de "no mato una mosca".

Hay ropas que despiertan muchas fantasías y hasta piensa uno, "esta ha de ser ninfómana" o casi casi puede uno visualizarla con su atuendo de piel y estoperoles complementado con un látigo y antifaz de gatúbela, pero, en contraparte he visto (o imaginado ver) calzones capaces de enfriar una olla de pozole con solo sospecharlos. Esos son como le digo a Perfila Sabrosa, los "passion killer", a los cuales no hay pasión que sobreviva...


pero bueno, retomemos, por ahi seguido observo también a la del trasero tímido, que aunque sabe uno que está ahí, la verdad muy pocas veces se da a notar. Es algo así como los autos japoneses, que podrán ser muy buenos, pero la verdad pecan de discretos en su diseño y el resultado es que casi no se antojan.

Justo hace unos minutos observé por ahí pasar a la que tengo etiquetada como la trasero de asas de taza, porque justo abajo de la cintura le empiezan unas chaparreras que parece de esos jarrones con dos orejotas para sujetarlos. Digo, no es fea, pero esas formas no le ayudan.

No suelo fijarme en la retaguardia de los hombres, pero por mencionar a alguno, tengo a mi amable compañero "trasero del hijo ausente", que póngase el pantalón que se ponga, queda claro que Dios le dió estatura y carácter, pero nomás nadita en que sentarse.

¿Qué tal con esas personas que casi nomás las conocemos por el trasero? ¿Quién sería Jennifer López si no tuviera esas nalgotas? ¿y Kim Kardashian? ¿o Lyn May? digo, hay de todo...

Y bueno, para no abundar tanto ya en estos temas que vemos a diario pero nomás no comentamos, menciono a mis últimos dos: la chaparrita trasero de "Padre Santísimo gracias por este gran favor" que la verdad se ponga lo que se ponga se ve maravillosa, y mi trasero, que la verdad cada vez está menos de presumir. Podría decir que mi trasero combina perfectamente con los asientos de mi carro, Dios los hizo y ellos se juntaron, algo viejos, algo ruidosos y bien aplastados.

Qué le vamos a hacer.

Soy Perfil Bajo, de los Ruiz de Nochistlán.

1 comentario:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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