lunes, 13 de septiembre de 2010

¡¡¡Feliz cumpleaños a mí!!!

Es oficial.

Ayer cumplí cuarenta años, mismos que festejé en pequeño en casa de mi mamá, ya que mi familia se fue de viaje emergente por otro viaje al mas allá que no estaba agendado.

El menú:
enchiladas de pollo, arroz y frijoles con un toque picante. Arroz con leche para el postre y cerveza para el comentario.

Muy rico y memorable, porque fue mi primera comida de cuarentón.

El tío Perfil crítico me regaló unos pantalones que me gustaron mucho.

Y ya.

El día anterior ya había héchome mi festejo "con los cuates", mismo al que no fui más que yo, porque previamente les cancelé a todos ya que tendría un día muy ocupado. La fiesta transcurrió sin sobresaltos, y terminó como a media noche, cuando me acabé mis cervezas y se terminó el último de los tres documentales sobre la caída del World Trade Center de Nueva York. No encendí bengalas porque andaba en calcetines y no me pareció buena idea bajar así al jardín botánico que rodea mi apartamento.

No obstante lo sencillo de mis celebraciones me sorprende mi actitud tan positiva para convertirme en cuarentañero. Si digo que por dentro estoy con bombo y platillo no miento. No es sarcasmo, estoy realmente feliz.

Estoy superando el abrazatón de la oficina bastante bien. En no más de una hora calculo que será hora del pastel, acto para el que ya estoy preparado a ver no más de unas 8 personas, ya que cuando me invitan al pastel de alguien de aquí por los alrededores de la oficina siempre pregunto ¿quién cumple? y casi invariablemente escucho el nombre y digo ¿y ese quién es? y no voy. A veces nomás recibo mi rebanada de pastel acá en mi escritorio. A veces no.

Habiendo pues sembrado tanto amor entre mis compañeros, no me va a sorprender que nadie me acompañe a partir mi pastel. No importa.

Alguien vino hace un rato, me llamó por mi nombre y pensé "ah que caray, otro abrazo" y ya me levanto parsimoniosamente, me quito el ipod y los audífonos y me desarrugo la camisa. Mi interlocutor se queda mirando los globos en mi escritorio, el letrero de "feliz cumpleaños" que ya se despegó por la cinta adhesiva corriente que nos compra el Shopping manager, y algunas serpentinas pegadas aquí y allá en mis muebles. Con los ojos a un lado y al otro pero sin mirarme directamente me dá un par de instrucciones, se voltea y se retira dejándome con una sonrisa en la cara y los brazos como el Cristo de los Brazos Caídos de Barra de Navidad, Jalisco.

No quiero aventurarme a pensar en los motivos que tuvo para no abrazar a este bombón, pero la verdad se vió muy cómico el asunto.

Hace apenas tres días mi hija me sorprendió diciéndome que un amigo de ella pensó que yo era el hermano y no el papá. El hermano de drácula, bien podría terminar la frase.

Otra compañera me cayó muy bien un día que escuchó mi edad y comenta: treinta y nueve!!!!????, orale, te ves de cuarenta y seis!!!!!

Retomando el tema de los pantalones regalados, ya los traigo puestos y me encantan, pero sucede que se me bajan. Ya le apreté un hoyito más al cinturón y nada. Se siguen bajando. En un breve análisis en el baño pude constatar que el problema se debe a que los diseñadores siguen dejando un espacio para el trasero, cuando en realidad muy pocos traseron sobreviven hasta los cuarentas. Así como hay corte recto, corte amplio, entubado y yo qué sé, debería también haber "corte sin trasero" y tal vez ponerle al diseño unos botones para los tirantes. Me veo muy bien mis pantalones pero hay que reconocer que la única forma de que parezca yo tener algo en qué sentarme es subirme los pantalones hasta casi las axilas, cosa que acarrea otras incomodidades. Ya entrado en mejoras a los diseños de los pantalones masculinos se me ocurre que podría haber también un "corte para hombre con panza" ó "pantalón con escote pronunciado", para que podamos seguir usando nuestros pantalones a la cintura sin importar la pancita cervecera. Porque luego vé uno a los panzones bien orgullosos "yo sigo siendo cintura 34", ajá, nomás que ahora usas el pantalón a medio trasero porque si lo llegaras a la panza serías cintura 40.


Bien.


Hoy pagan, me han abrazado casi todas las mujeres bellas de esta oficina (se me están escapando dos y muchas feas a las que me les estoy escapando yo), voy a comer pastel, mañana martes es el último día laboral de la semana y en dos horas más estaré comiendo "bistec arrollado" sólo con mi alma, y sesenta personas más en el comedor institucional. Espero que el nombre del platillo no sea una forma elegante para decir que la vaca en turno tuvo una muerte trágica.

¡¡¡¡No podría estar mejor!!!!

¡¡Feliz cumpleaños a mí!!

En una nota al margen pero con mucho respeto, descanse en paz mi compadre Efraín, quien ya llevaba algún tiempo librando una batalla con la que algún día vendrá por todos nosotros.

Afectuosamente,
Perfil geriátrico.

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