martes, 28 de septiembre de 2010

Qué bonito baresito

Justo ahora que revisaba el escaso tráfico en mi blog, recordé esta que a continuación les cuento:

Hace más o menos una década era yo visitante asiduo de Puerto Plácido, ya que mi trabajo me obligaba a ir periódicamente a "supervisar" que las cosas fluyeran armoniosamente en cierta escuela.

Recuerdo también que la obligatoriedad de las visitas no me molestaba en lo absoluto, y que la periodicidad de las vueltas nunca era lo sificientemente frecuente.

Las visitas eran de fin de semana, siendo el sábado el día obligado, aunque me desocupaba temprano y solía quedarme hasta el domingo para poder disfrutar un poquito más de las bondades del Puerto.

Por alguna razón que no entiendo, en el medio que me desempeño hay mucha gente muy culta, con muchos estudios, pero también con gran afición a la bohemia y las bebidas espirituosas. Siendo estos dos temas los que siempre guiaban la agenda al término de la jornada laboral.

Recuerdo en particular dos episodios en los que por lo menos uno de mis colegaas dió alguna nota curiosa.

Un día ya tarde estábamos parados afuera de un baresito que más bien era una cantina en donde nos trataban muy bien porque conocían muy bien a el colega que había propuesto el lugar. Recuerdo que estaba junto a un antro gay muy famoso, y justo afuera estábamos (sin intenciones de entrar) cuando se me perdió Perfil Filósofo Universitario (aquí todos somos académicos hasta que se demuestre lo contrario), pregunté por él y alguien más señaló al suelo, en donde, dentro de una maceta enorme estaba el maestro moviendo pies y manos cual cucaracha panza arriba haciendo un vano esfuerzo por levantarse. Al ver la escena se acercó otro borracho que pasaba y nos dice "yo lo hic! tumbé con la mirada hic!", dos de nosotros, preocupados por el fiestón de claudio, lo levantamos, ya vertical, seguimos con nuestra discusión de a dónde ir, y cuando tocó el turno de Perfil Filósofo de nuevo no estaba, pero ya sabíamos donde buscarlo. Lo levantamos y llevamos a su hotel, de donde huyó sin avisar con rumbo a la central de autobuses.

Recuerdo que ese día Filósofo no llegó a cumplir su cometido de ese fin de semana y abandonó Puerto Plácido antes de presentarse a trabajar. Salud por eso!!

En otra de esas visitas me acompañaba un maestro ya entrado en años que una de dos, o se tomaba su loción y traía aliento a loción todo el día, o usaba brandi para perfumarse, porque siempre olía igual cuando se iba a dormir después de una guarapeta y cuando salía de bañarse fresco como lechuga.

Cenábamos un día en famoso lugar de comida cubana, cuando entre mojito y mojito me dice una compañera, "oye, llévate al maestro porque me está diciendo cosas", y yo, siempre caballero, decidí liberar a la dama de su suplicio. Apuré el mojo y solté la frase "voy a seguirle a otro lado, ¿quién me acompaña?", y el maestro, pese a estar ya entrado en el invierno de su vida, fue el único entusiasta que se puso de pié y se agregó al contingente, que por acuerdo previo era sólo de dos.

Salimos, caminamos un par de cuadras, y entramos en un bar de spring breakers con mucha historia y muchos ebrios, que ahora no es mas que eso, y pedimos un par de cervezas. Sin más preámbulo le digo "voy a buscar alguien con quien bailar" y acto seguido salí por la puerta del bar y regresé a continuar con los mojitos con Perfila Curvilínea, Perfila Viva la Fiesta y Perfila Académica Destacada. Luego de sentarme me preguntan ¿cómo le hiciste? y ya les expliqué, que lo llevé a un bar y le dije que iba a bailar y lo abandoné. Ellas se quedaron muy preocupadas por mi actuar tan desconsiderado, pero en ningún momento me pidieron que fuera por él.

Pasó la noche en tranquilidad, caminamos un poco por el pueblo y nos fuimos a dormir. Pensé que al llegar encontraría al Maestro Perfil Otoñal y Volátil muy molesto y crudo, pero su cama estaba tendida y sin rastro de su llegada.

Sin preocuparme más que por preparar un buen pretexto me dormí. Ya al despertar escuché desde el baño la canción que solía cantar en el momento de la ducha y salió muy redondo y bien fajado en su toalla saludándome con su cotidiana frase "había una vez... truz!!".

Estaba yo preparando mi speech, cuando el toma la palabra y me dice "oye, ayer dónde andabas que me fuí a un baresito muy bonito a bailar. Conocí a una muchacha con la que bailé toda la noche, bailamos en las mesas y ya no supe ni cómo ni a qué horas llegué".

Sepa Dios cómo habrá estado la aventura de Perfil Otoñal y Volátil, pero espero que no la halla visto tan bonita nomás por el lente con el que miraba las cosas ese día a esa hora. Lo bueno es que se divirtió y hasta encontró con quien bailar, porque con Perfila Curvilínea su gestión nomás no iba a prosperar.

Dios sabe por qué pasan las cosas. Cómo pasé momentos divertidos y de buena plática con ese maestro.

Maestro!!!

Perfil Académico.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Perfil Bajo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

La primera impresión

"Sólo tenemos una oportunidad para causar una buena primera impresión". Hoy recordé esa frase, y también recordé a la Tía Matilde...