lunes, 23 de noviembre de 2009

Carta a mi amigo desconocido que se fue

Algo de hace algunas semanas, mi amigo ya no contestó.
 
Perfil Bajo dijo... 
 
Alfonso, apreciable desconocido, No puedo decirte que entienda tu situación, ya que aunque la muerte es algo que todos enfrentaremos algún día, creo que muy pocos tenemos un reloj de arena que nos permita saber cuándo terminarán nuestros días. Los planes inconclusos son algo que vivimos diario, en mi caso me es fácil empatarme con tus planes de cambiarte de piso, de sacar adelante un proyecto de vida. Desafortunadamente existen muchos factores que aún creyendo que tengo una expectativa de vida más larga que la tuya, veo esos planes sumamente complicados. Igual que tú, tengo la necesidad de hablar con cualquier desconocido del mundo. No te compadezco. Tengo la firme convicción de que todos tenemos definida nuestra línea de vida y poco podremos hacer por cambiarla. Es imposible entender por qué muchos buenos se van y muchos malos se quedan, sin embargo es algo con lo que los vivos debemos de aprender a convivir. No me considero una persona del todo buena, he hecho mis cosas reprobables, sin embargo considero que he enfrentado obstáculo tras obstáculo para salir adelante y a la fecha no le veo el fin. Es una maldita ironía que muchos de los que se van no se quieren ir, y muchos de los que se quedan no se quieren quedar. Te invito a que el tiempo que te quede, aunque sea poquísimo, sea utilizado para influir positivamente en los que te quieren, en tu mundo. No dejes impresiones duras de recordar y superar, de amargura y desencuentro con la vida. Sé que es muy fácil aconsejar cuando no se está en los zapatos del otro, sin embargo lo único que tengo para acompañarte es mi pensamiento, mi filosofía de vida, tan pobre y simple a veces y tan rica y compleja en otras ocasiones. Querido amigo, el tiempo es valioso, los consejos sinceros (aun de desconocidos) lo son también. Espero que estos 15 minutos que aun costándome tan poco sean valiosos para tí. Un abrazo. ¿De dónde me sale eso?¿por qué habría yo de contarle a un desconocido que busca un asidero para no irse de boca en esta vida que le guarda tan poquitos días? Pues porque así soy yo. Lei a Alfonso de 34 años, quien recién llega del médico con muy malas noticias. Deja este mundo más temprano que tarde, ¿y cuál es su rección? una igual que la mía, contarle sus cosas a un perfecto extraño, el que sea, que quiera leerlo.  Nunca dejará de sorprenderme que existamos personas como yo, que nos gusta contar nuestras cosas al que sea. No nos importa tanto qué piensen, pero nos gusta contar. Tal vez por eso estudié contabilidad, porque me gusta contar, pero nada que ver con los números, lo mío son las palabras, y constantemente me descubro contándole a la gente cosas que no tienen por qué saber, y no hablo de chismes. Yo cuento mis cosas. Pero hay algo muy malo aquí. Soy mucho mejor hablando que escuchando. Creo que seré muy bueno dando consejos, pero la verdad es que igualmente soy bueno para desconectarme de lo que la gente tiene para decirme. A veces Dios no es muy bueno juntando hambre y necesidad, los "máses" con los "menoses". Alfonso no buscaba mas que un desahogo, compartir la gran pena de que se muere y sus planes apenas empezaban. Buscaba quien lo escuche, lo lea, lo entienda, y yo, egoistamente lo usé para contarle alguna historia que tenia guardada para un día como ese. Sin embargo mis buenos deseos para mi amigo desconocido con sinceros, tengo ese detalle: empatizo con los perfectos extraños -y con las extrañas perfectas-. Si aun vive le deseo lo mejor de éste y el otro mundo. Le deseo que tenga la sabiduría necesaria para decir me voy, se acabó lo que se vendía y con un miedo horrible parta a lo que sigue. ¿Alguien quiere algún consejo? ¿habrá rencarnación? porque tengo algunos planes. Perfil bajo El mal escuchador.

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