jueves, 3 de diciembre de 2009

Hoy no se vende nada

Pues apenas regreso de mi remodelación de oficinaen la que pasó de todo.


En mi área temporal nunca me llegó la conexión de red, ni el agua para café.


Ya de regreso me han instalado y reinstalado el escritorio tres veces:


La primera porque había que hacerlo, la segunda porque quedó 50 centímetros fuera de lugar, y la tercera porque nomás la movieron 20, así que siguen faltando los otros 30 que no sé cómo jijos pensó el "ingeniero" que se iban a ajustar solos.


Ahora con la especialización de las tareas tenemos un instalador de cables grises, otro de cables azules, y un tercero para mover muebles. Está también el que mueve cajas, y cada uno de los anteriores tiene un jefe o varios, además de un cliente o varios.


Al día de hoy tengo una extensión para robarme la luz de otro contacto, porque los dos que tiene mi escritorio no sirven. Tengo un cable de red conectado temporalmente que sale de un hoyo en el techo, que parece de queso porque tiene varios, ya que cada movimiento implica un nuevo hoyo para el cable y para el tubo que lo oculta.


No hay agua para café porque el contacto está a dos metros sobre el suelo, de modo que a menos que subamos el despachador de agua al siguiente nivel no llega el cable. No tengo cajones porque son color caoba, y ahora deben ser beiges. Tengo una charola nueva para deslizar mi teclado bajo el escritorio, pero necesito un teclado con la mitad de teclas, porque este no cabe (si saben de un alfabeto con menos letras les agradeceré el dato).


Mi silla nueva tiene tatuado el trasero de quien hizo las reparaciones del techo, de quien aunque no conocí, puedo comentarles que tiene un rabo gordo. Sobre mí tengo también varios cables de colores que supongo habrán de traerme la anhelada energía. Energía creadora.


Parece que hasta este momento, a nuestra recién terminada remodelación le falta más que cuando empezaron.


Ya les contaré mas detalles pronto que me tengo que ir, son las 7 y no pagan extras.


Perfil Bajo.

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