martes, 20 de julio de 2010

Memorias I: El loco de anoche

Justo ahorita me acabo de acordar de una de esas memorias de allá hace muchos años. No recuerdo ni bien cuándo, pero estaba yo en el paradisiaco Puerto Vallarta.

Eran mis tiempos de universitario y nos habíamos ido con unos pocos pesos a pasar algunos días viendo muchachas guapas y tomando cervezas.

Era la primera noche en nuestro trailer park y salimos muy temprano ya listos para ir de fiesta al entonces incomparable y ahora extinto Carlos and Charlies, donde estuvimos bebiendo vasos y vasos de algo color verde fluorecente.

Cada quien buscaba su propia "novia por un día" para bailar y disfrutar a tope de la velada tipo spring break, de modo que nomás nos saludábamos al vernos pasar, y si no íbamos solos, claro que mirábamos con ojo crítico a la conquista.

Pues resulta que el buen Chava, mi amigo Chava Martínez conoció a alguien que le llenó el ojo y para pronto decidió que la fiesta ahí había terminado. Lo que no hizo fue avisarme. De modo que al rato andaba yo rebotando de felicidad ignorante de que no tenía forma de volver a mi hogar temporal, y lo más probable... ni dinero.

Recuerdo haberme cansado de buscarlo con mi cubeta de cervezas, hasta que las cervezas se acabaron.

Ya a alguna hora decidí declararme abandonado y salí a buscar el modo de volver a... a... ¿a dónde? Padre Santo ¿dónde está el trailer park? nunca me fijé. Yo no iba manejando y nunca me fijé dónde era, así que ahora había que agregarle a la falta de dinero, la falta de destino.

Salí a caminar sin rumbo y recuerdo que al platicar con unos amigos (¿tenía amigos en Puerto Vallarta? eeeeh, da igual) me invitaron a cenar, en lo que mi amigo regresaba a buscarme. Cenamos tacos en una esquina y mi amigo nunca volvió. Yo creo que mis nuevos amigos se cansaron de no poder cortarme y decidieron invitarme a su bungalow, donde seguimos departiendo y bailando hasta que me dormí.

Ya en la mañana muy apenado me levanté, y sin que nadie me viera puse pies en polvorosa para no tener que dar explicaciones ni a mis amigos ni a mí.

De alguna forma tan misteriosa como mi olvido, me llegó el recuerdo de cómo llegar a mi alojamiento original, así que caminé y caminé hasta que encontré a Chava dormido en nuestra casa de acampar y muy acolchado en mi ropa de cama.

Claro que le reclamé y claro que me pidió comprensión. Le dije que ahí moría el tema, pero que la próxima noche las llaves del carro me las quedaría yo para que no me volviera a suceder algo así.

Pasamos el día en las playas, viendo bikinis y tomando espirituosas hasta que llegó la noche y con ella, la hora de relevar actividad. De modo que muy bañados y perfumados, nos fuimos de antro.

Esa noche tuve el gusto de constatar la presencia de Chava por aquí y por allá en el bar, cosa que me daba mucha tranquilidad. Además tenía yo la seguridad de que si se iba tendría que hacerlo caminando, pues yo traía las llaves de su carro.

Resulta que tanta tranquilidad no me vino bien, porque ya enfiestado, me sentí aburrido ahí y me dieron ganas de cambiar de aires, así que tome mis llaves, caminé a mi carro y me cambié de bar. Así feliz y celebrante transcurrió mi noche y madrugada, hasta que me ganó el cansancio y tuve que ir a dormir.

Tomé el camino de regreso, aparqué mi carro y toqué la puerta... mmmm... la casa de campaña no tenía puerta. Algo no va bien aquí.

Alguien con voz somnolienta pregunta "¿quiéeeeen?", "Enrique" contesto. Una segunda voz más a lo lejos pregunta "¿quién es?" a lo que la voz detrás de la puerta contesta "es el loco de anoche".

"Abrele", remató.

Pues como ya no había fiesta y estábamos todo muy cansados me dormí inmediatamente en la sala.

Muy temprano y con la misma prisa del día anterior, salí en sigilo y huí, con el nuevo recuerdo misterioso de dónde realmente me alojaba yo.

Recuerdo que algunas cosas me reclamó Chava, no tengo idea de cómo me justifiqué pero seguramente le habré dicho que el empezó. El carro era de él, pero eso es lo de menos.

Nunca es tarde para un agradecimiento: amigos del bunlgalow en la dimensión desconocida, muchas gracias por darme asilo, comida y bebida. Sóis grandes.

Salud!!!

Perfil memoria volátil.

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