martes, 20 de julio de 2010

Memorias II: Belleza etérea

Recuerdo muy bien el qué, aunque no recuerdo el cómo, y casi casi tampoco el cuándo:

Habíamos pasado algunos días en Puerto Vallarta, pero este fue otro viaje, porque recuerdo que nos trasladábamos en el carro de Pedro. El buen Chava formaba parte de la comitiva y creo que éramos sólo tres.

La noche previa había sido fabulosa: habíamos conocido a unas mujeres preciosas, buenas para bailar y perdidamente enamoradas de nosotros. Esa noche como cosa rara Chava nos abandonó.

Recuerdo que bailamos sin parar por horas en el Hard Rock, brindamos, hicimos coreografías, caminamos por la playa y bueno... todo muy bonito. Una excelente historia para compartir, de modo que al día siguiente fue el tema del desayuno, usando frases como "¡noooo gûeeeeey, eran unos viejooooones!" "¿¡te acuerdas cómo bailaba la mía!?" "¡Estaban chisíiiisimas!"

Bueno, la envidia del ausente era de las buenas. Quién le manda andarse yendo y dejar lo mejor para los demás.

Salimos de donde desayunábamos y recuerdo que tomamos la avenida principal, íbamos muy lento, ya que delante de nosotros circulaba un camión de tres toneladas, en cuya parte trasera viajaban unas desafortunadas pasajeras de muy mal ver, en shorts hechos con algún pantalón viejo cortado a tijera y blusitas que no daban para tapar el ombligo en esas panzas asoleadas al más puro estilo parachutero. No había a cuál irle, en un concurso de feas las descalificaban por feas.

Dice entonces Chava "¿qué traen estas morras?, ¿están saludando?, ¿son sus viejas de anoche?"

Pedro y yo nos volteamos a ver con los ojos muy grandes...

NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!

Perfil amor ciego.




Epílogo.
Años después pude saludar a una de las feas en una plaza comercial de mi ciudad, cuando un amigo y excliente de muchos años atrás me presentó a su esposa, quien sólo atinó a regalarme una sonrisa resplandeciente.

¡¡Hola, mucho gusto señora!!

No hay comentarios:

La primera impresión

"Sólo tenemos una oportunidad para causar una buena primera impresión". Hoy recordé esa frase, y también recordé a la Tía Matilde...